De repente te levantas de la cama y te das cuenta de que no tienes jefes, horario y que tu lugar de trabajo y hogar comparten edificio. Aunque suena bien, los primeros días e incluso semanas no fueron fáciles.
Después de años trabajando por cuenta ajena, nuestra vida estaba completamente programada. Prácticamente sin querer, todo tiene un orden, un día y una hora. Por esto, necesitábamos diseñar nuestra nueva rutina y crearla fue fácil, el problema fue cumplirla.
Diseñar una rutina es fácil, lo difícil es cumplirla. #startuplifestyle Clic para tuitear
Los primeros días decidimos trabajar sin horarios para ver cómo nos adaptábamos a nuestra nueva realidad. Después de varias semanas en modo ‘test’, empezamos a crear una rutina basándonos en la experiencia que habíamos adquirido.
Para obligarnos a levantarnos temprano (8 am), nos pusimos de acuerdo con una amiga que también trabaja por cuenta propia e implantamos un ‘daily meeting’ basándonos en la metodología Scrum. Se trata de una reunión diaria en la que cada miembro del equipo cuenta qué hizo el día anterior y qué tiene previsto hacer hoy. Se recomienda hacerlas de pie para que sea lo más corta posible y para que nadie se relaje demasiado. También es importante no profundizar mucho en las tareas porque para ello se deben convocar reuniones colaborativas con los miembros implicados. Nosotros al tener un equipo tan pequeño, no somos muy estrictos, las reuniones vía Skype se nos alargan, e incluso a veces las usamos con fines terapéuticos (¡necesitamos desahogarnos con alguien!).
Gracias al daily cada uno tiene su propia lista de tareas diaria. Esto nos permite planificar mejor nuestro tiempo, ser más productivos, conocer el estado del proyecto y saber lo que está haciendo cada uno.
Por ahora, no diferenciamos entre días laborables, fines de semana y festivos. Es bueno porque podemos cambiar nuestras rutinas cotidianas como por ejemplo, ir de compras. Los primeros días íbamos los fines de semana como la mayor parte de los mortales, hasta que nos dimos cuenta que podíamos ir entre semana para evitar masificaciones. Este tipo de cambios nos está permitiendo disfrutar de ventajas que antes no estaban a nuestro alcance: Viajar mucho más barato, ir al cine el día del espectador, en definitiva, aprovechar la flexibilidad de horarios para ahorrar. Otra rutina es asistir a algún tipo de actividad que nos sirva de inspiración y nos ayude a desconectar del día a día una vez por semana: exposiciones, conferencias, talleres, viajes…
A día de hoy, seguimos testando e incorporando mejoras en nuestra rutina, cualquier idea será bienvenida 😉
Also published on Medium.